domingo, 16 de septiembre de 2007

Un dia de lluvia

cuando hay nubes en el cielo y el aire esta impregnado
de olor a lluvia, me hace recordar otros tiempos y mi imaginación vuela hacia el lugar en que nací. Allí pase distintos periodos de mi infancia y son los recuerdos mas bonitos que de ella guardo.
El castillo esta en la cima de un cerro, y en la ladera se encuentra el pueblo.Las calles de mi pueblo cuando yo era pequeña eran de piedra,ahora la mayoría están asfaltadas, pero siguen siendo empinadisimas y los días de lluvia, el agua bajaba por en medio de la calle como un pequeño riachuelo que iba a desembocar en una cloaca situada en una plazoleta,donde también desembocaban las aguas de las calles adyacentes.
Esos días yo me pasaba todo el tiempo viendo correr el agua por la calle y pensando donde iría a parar si fuese montada en un barquito como el de el soldadito de plomo, me imaginaba luchando porque el barco no se diese la vuelta para de pronto entrar como un torbellino en la cloaca y salir a un mundo diferente en el que ocurrían cosas maravillosas.
Mi casa tenia en la entrada el comedor, en el había una mesa redonda con sillas de nea en las que me ponían cojines para llegar a la mesa, también había dos mecedoras con loneta verde en las que mi abuela se sentaba y nos contaba cuentos los días de invierno en que la noche llegaba antes.
Al lado de la puerta de entraba estaba la ventana por donde yo miraba caer la lluvia, en un lateral del salón estaba un hueco con una cortina que daba a los dormitorios y justo enfrente de la puerta de entrada estaba la puerta del patio, con la cocina ubicada en el y unos escalones de piedra que subían al corral.
También había en el patio un pozo, que ejercía sobre mi una especie de imán, Me pasaba horas mirando hacia abajo, viendo el agua e inventándome historias de princesas encantadas que se habían caído al pozo, y secuestradas por el monstruo que allí habitaba, esperaban la llegada de un guapo caballero que las salvaría matando al monstruo, para llevarlas con el y vivir felices para siempre.
Estuviese donde estuviese, cada vez que escuchaba la ruedecilla para bajar el cubo, salia corriendo,me asomaba a la barandilla y veía como la cubeta de zinc bajaba dándose porrazos con las paredes, cogía el agua y subía contoneándose con su pequeño tesoro dentro,no se porque me maravillaba al ver el agua,siempre la esperaba negra y siempre me sorprendía de lo cristalina y fresca que subía.
Otro de mis sitios preferidos era el corral, tenia unas altisimas paredes de piedra que me parecían no acabar nunca, pero cuando alzaba la cabeza veía un cielo azul en el que las nubes se volvían de algodón y se movían , haciendo que mi imaginación volase con ellas
Vanadis

No hay comentarios: